El Tribunal Supremo examina la impugnación de un protocolo de control de la inmigración

Una vez más, la política de inmigración se encuentra en el punto de mira, ya que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos escuchó recientemente los alegatos orales del caso Estados Unidos contra Texas, un desafío a la política federal que rige las políticas federales de aplicación de las leyes de inmigración. La demanda, presentada por Texas y Luisiana, no sólo influye en el futuro de la aplicación de las leyes de inmigración en el país, sino que también puede afectar al derecho de los Estados a demandar al gobierno federal por sus políticas discrecionales. Los expertos coinciden en que el resultado de este caso influirá en la ley de inmigración durante muchos años.

El Memorándum Mayorkas: ¿un ejercicio ilegal de la discrecionalidad?

En el centro del desafío se encuentra un memorando emitido por el Secretario del Departamento de Seguridad Nacional (el "Departamento" o "DHS"), Alejandro Mayorkas, en septiembre de 2021. El memorando esboza las prioridades del Departamento en materia de aplicación de la ley y explica que, dado el número de personas indocumentadas en Estados Unidos, las prioridades en materia de aplicación de la ley de inmigración deben regirse por unas directrices establecidas. Aunque el memorando es extenso, los principios generales son que aquellos que son 1) una amenaza para la seguridad nacional, 2) una amenaza para la seguridad pública, o 3) una amenaza para la seguridad fronteriza tendrían prioridad a efectos de expulsión. Estas directrices reflejan las prioridades de aplicación de la ley vigentes bajo la administración Obama.

Los Estados del Sur impugnan el Memorándum Mayorkas

Poco después de la publicación del Memorándum Mayorkas, Texas y Luisiana interpusieron una demanda federal, impugnando las directrices como una violación de la ley federal. En pocas palabras, la demanda alega que la legislación federal obliga al Departamento a detener y deportar a más no ciudadanos de lo que sugiere la guía, y que la capacidad de ejercer la discrecionalidad de la fiscalía para elegir a quién dar prioridad en la deportación es ilegal. Un juez de distrito del Circuito coincidió con los argumentos de los estados y anuló el uso del memorando Mayorkas por parte del Departamento. 

Tras esta decisión, el gobierno de Biden solicitó la intervención del Tribunal Supremo de EE.UU. para congelar la orden, pero el Tribunal Supremo se negó a hacerlo por 5 votos contra 4. Sin embargo, el Tribunal aceptó conocer del caso. No obstante, el Tribunal aceptó conocer del caso. El Tribunal escuchó recientemente los alegatos orales, y el caso espera ahora una decisión formal del Tribunal.

El Tribunal Supremo de EE.UU. juzga un caso clave de inmigración

Los jueces del Tribunal Supremo pidieron a las partes que abordaran tres cuestiones. En primer lugar, las partes debían discutir la cuestión de la legitimación y si los estados tienen derecho legal a presentar la demanda. El gobierno de Biden argumenta que no lo tienen, explicando que los estados no sufrieron ningún perjuicio debido a las acciones del gobierno federal. Los estados del sur, sin embargo, sostienen que la presencia de no ciudadanos adicionales en sus estados da lugar a costes adicionales, lo que constituye la base de la legitimación en la demanda.

La segunda cuestión es si el Memorándum Mayorkas es coherente con la ley federal de inmigración y la ley que rige las agencias administrativas. En el centro de esta cuestión se encuentra si el Departamento, a través del ejercicio de la discreción fiscal establecida, puede decidir no expulsar a alguien del país incluso si la ley federal exige su expulsión. En el centro de este argumento se encuentra el concepto de "discreción procesal", que permite a las fuerzas del orden utilizar estratégicamente sus recursos para hacer frente a las mayores amenazas a las que se enfrentan. Por supuesto, el gobierno de Biden sostiene que la discreción del fiscal es fundamental para la aplicación de la ley de inmigración, y que cualquier otra interpretación de la ley federal sería inaudita e inviable. 

Por último, las partes abordarán la cuestión de si un juez federal está facultado para anular una política como el Memorándum Mayorkas. El gobierno de Biden sostiene que sólo el Tribunal Supremo de EE.UU. tiene tal autoridad, mientras que los estados argumentan que la ley federal que rige las agencias administrativas permite a los tribunales, incluidos los tribunales federales de distrito, anular la acción de la agencia que no cumpla con la ley federal. 

El caso supone un escenario político en el que la administración Biden se enfrenta a un tribunal históricamente conservador. Aunque algunos sugieren que se trata de una maniobra política de los Estados del Sur, el resultado del caso afectará no sólo a la ley de inmigración, sino también al poder de los Estados para cuestionar la política federal de inmigración. Se espera una sentencia antes de junio.

Para obtener más información acerca de esta entrada del blog o si tiene alguna otra preocupación de inmigración, por favor no dude en ponerse en contacto conmigo en rglahoud@norris-law.com o (484) 544-0022.

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